24 agosto 2006

 

Hoy
jueves 24
expo de pintura
Complementos de
Roberto González
20:30 hrs.

Vino de honor

Mañana 25...

Gonzalo Rojas
Centro de Convenciones
12:30
dentro del marco de la Feria del Libro


ORQUÍDEA EN EL GENTÍO
Bonito el color del pelo de esta señorita, bonito el olor a abeja de su zumbido, bonita la calle, bonitos los pies de lujo bajo los dos zapatos áureos, bonito el maquillaje de las pestañas a las uñas, lo fluvial de sus arterias espléndidas, bonita la physis y la metaphysis de la ondulación, bonito el metro setenta de la armazón, bonito el pacto entre hueso y piel, bonito el volumen de la madre que la urdió flexible y la durmió esos nueve meses, bonito el ocio animal que anda en ella.

LA LOBA
Unos meses la sangre se vistió con tu hermosa
figura de muchacha, con tu pelo
torrencial, y el sonido
de tu risa unos meses me hizo llorar las ásperas espinas
de la tristeza. El mundo
se me empezó a morir como un niño en la noche,
y yo mismo era un niño con mis años a cuestas por las calles, un ángel
ciego, terrestre, oscuro,
con mi pecado adentro, con tu belleza cruel, y la justicia
sacándome los ojos por haberte mirado.

Y tú volabas libre, con tu peso ligero sobre el mar, oh mi diosa, s
egura, perfumada,
porque no eras culpable de haber nacido hermosa, y la alegría
salía por tu boca como vertiente pura
de marfil, y bailabas
con tus pasos felices de loba, y en el vértigo
del día, otra muchacha
que salía de ti, como otra maravilla
de lo maravilloso, me escribía una carta profundamente triste,
porque estábamos lejos, y decías que me amabas.

Pero los meses vuelan como vuelan
los días, como vuelan en un vuelo sin fin las tempestades,
pues nadie sabe nada de nada, y es confuso
todo lo que elegimos hasta que nos quedamos
solos, definitivos, completamente solos.

Quédate ahí, muchacha. Párate ahí, en el giro
del baile, como entonces, cuando te vi venir, mi rara estrella.
Quiero seguirte viendo
muchos años, venir impalpable, profunda,
girante, así, perfecta, con tu negro vestido
y tu pañuelo verde, y esa cintura, amor, y esa cintura.

Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aire
o en luz, pero te digo que subirás con éste y no con otro:
con éste que ahora te habla de vivir para siempre
tú subirás al sol, tú volverás
con él y no con otro, una tarde de junio,
cada trescientos años, a la orilla del mar,
eterna, eternamente con él y no con otro.

(me emociono!!!)

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